Miles de portugueses en duelo despidieron este lunes a Mario Soares, considerado el «Padre de la Democracia», cuyo féretro fue expuesto en el Monasterio de los Jerónimos después de haber recorrido las principales arterias de Lisboa bajo los aplausos de la multitud.
«Para mí, Mario Soares, es la libertad», explicó Teresa Videira, de 63 años, mientras hacía cola junto al monasterio para dar su último adiós al mandatario fallecido. «Si mi hija, nacida justo después de la Revolución de los Claveles en 1974, es libre, es gracias a él», agregó.
A su paso por el centro histórico de la capital portuguesa, los lisboetas aplaudieron emocionados el cortejo fúnebre, con el féretro envuelto con la bandera portuguesa y transportado en un carruaje tirado por caballos blancos.
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El expresidente, que murió el sábado a los 92 años, debía ser sepultado el martes por la tarde en el cementerio de Prazeres, en el oeste de la capital, donde ya descansa su esposa Maria Barroso, fallecida en julio de 2015.
El coche fúnebre salió por la mañana desde el domicilio familiar, frente al que muchos ciudadanos habían colocado rosas rojas, símbolo del Partido Socialista que él fundó en Portugal en 1973.
«Fue un gran socialista, que merece toda nuestra admiración por todo lo que hizo por la libertad en Portugal y en Europa», afirmaba con una rosa en la mano Eugenia Manso, jubilada de 61 años.
Escoltado por una treintena de motos de la Guardia Nacional, el cortejo se dirigió hacia el ayuntamiento de la ciudad y luego al Monasterio de los Jerónimos, donde fue recibido con honores militares.
En este emblemático edificio de Lisboa, los restos mortales del ex jefe de Estado permanecerán en una capilla ardiente hasta la medianoche.
El gobierno socialista portugués decretó tres días de luto nacional a partir de este lunes y llamó a «todos los ciudadanos» a rendir homenaje a esta «gran figura de la historia portuguesa contemporánea».
«Soares será recordado por haber dirigido la oposición republicana a la dictadura de Salazar y haber protagonizado la transición hacia la democracia», explica a la AFP el politólogo Antonio Costa Pinto.
Jugó un papel particularmente decisivo tras la Revolución de los Claveles en 1974, que puso fin a 48 años de dictadura, cuando impidió los intentos de militares cercanos al Partido Comunista de tomar el poder.
«Gracias a él escapamos al comunismo, los portugueses no lo querían», recuerda Maria Albuquerque, una comerciante de 76 años.
La emoción provocada por la muerte de Soares trascendió las desavenencias políticas en el país.
El líder de la oposición de centroderecha, Pedro Passos Coelho, expresó así el domingo su «profundo respecto por el fundador del Partido Socialista y su papel en la llegada de la democracia» a Portugal.
La muerte del exjefe de Estado portugués también dio lugar a homenajes emocionados en todo el mundo.
Pierre Moscovici, comisario europeo de Asuntos Económicos, expresó su «emoción y respeto tras la muerte de Mario Soares, gigante de la política portuguesa y figura destacada de la izquierda socialista europea».
El presidente de Cabo Verde, Jorge Carlos Fonseca, se declaró «triste por ver desaparecer a una gran figura de la historia de Portugal y de la democracia europea»».
«Con Mario Soares, Portugal y la Unión Europea han perdido a un hombre de Estado grandioso, un visionario», estimó por su parte el presidente del Parlamento europeo, el socialista alemán Martin Schulz. AFP