
Mientras los incendios arrasaban con California durante este verano boreal, José Dariush Leal da Costa, un nativo de la zona con raíces portuguesas, cosechaba sus primeras almendras en un oasis acuático bañado por el sol en el sur de Portugal.
Alqueva, el lago artificial más grande de la Unión Europea con 250 kilómetros cuadrados, irriga un área del tamaño de Los Ángeles, atrayendo a inversionistas extranjeros en momentos en que el cambio climático está avivando las sequías desde California hasta el norte de Europa.
Los productores europeos de fruta, los fabricantes españoles de aceite de oliva o los productores de almendras y bayas de California y Chile se están mudando a estas tierras irrigadas, cuyos precios se dispararon un 50 por ciento en los últimos cinco años.
El proyecto de riego de 5.000 millones de euros (5.800 millones de dólares) en el río Guadiana, iniciado hace dos décadas para revivir una región en riesgo de desertificación, ahora está alcanzando su capacidad de diseño inicial y existen planes para ampliarlo aún más.
También ha impulsado los ingresos y el empleo en la región más desfavorecida del país más pobre de Europa occidental.
“Tenemos suficiente agua, al punto de que si llevo cinco años de sequía no me preocupa”, dijo Leal da Costa, señalando que la escasez de agua siempre fue una preocupación en California, el mayor productor mundial de almendras.
¿LA NUEVA CALIFORNIA?
Durante un viaje a Estados Unidos en junio, el primer ministro Antonio Costa invitó a los inversores en California, que tiene un clima similar al de Portugal, a instalarse en Alqueva.
“Fue muy efectivo. En California la tierra es muy cara y el agua es muy escasa. Si tienes tierras asequibles, estos son los incentivos que la gente necesita”, dijo Rusty Areias, un exinversionista convertido en asambleísta de California que conoció a Costa durante su visita.
Areias ha visitado Alqueva y está hablando con el gobierno sobre los derechos de agua para posibles inversiones estadounidenses, incluida la suya, mientras anima a los agricultores del condado de Fresno a diversificar sus negocios a Portugal.
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El proyecto Alqueva alcanzó este año el objetivo de vender su agua al 80 por ciento del área a la que sirve. La firma estatal EDIA, que lo administra, planea ampliar la cobertura de riego en más del 40 por ciento a 170.000 hectáreas para 2022.
Alqueva ha enfrentado quejas ambientales, con grupos ecologistas advirtiendo que las áreas inundadas destruirían la vida silvestre, mientras que la agricultura intensiva que fomenta podría contaminar las aguas subterráneas y el suelo.
Las áreas irrigadas por Alqueva ahora se extienden casi desde la costa atlántica hasta la frontera española, creando lo que el jefe de EDIA, José Salema, cataloga como “una barrera verde para la desertificación”.
Salema dice que el consumo de agua por hectárea en Alqueva es la mitad de lo que se había planeado, gracias a métodos de cultivo y riego más eficientes como el riego por goteo.
Las aceitunas siguen siendo el cultivo principal de la zona, con rendimientos cuatro veces mayores al costo operativo. Alqueva impulsó la producción de aceite de oliva en Portugal, el cuarto mayor exportador del mundo, a un récord de 147 millones de litros el año pasado, según cifras oficiales.
“Hay más trabajo, nuevos cultivos, lo que siempre es bueno para la región”, dijo el agricultor local Helder Martins, cuyo negocio de apicultura ha mejorado desde que los productores de almendras comenzaron a contratarlo para polinizar los árboles con sus colmenas.
El desempleo en la región más amplia de Alentejo, alrededor de Alqueva, cayó más fuerte que en cualquier otro lugar en Portugal el año pasado, al 8,4 por ciento, aunque bajo el promedio nacional.
Las plantaciones de almendras en el área se duplicaron en tamaño el año pasado a más de 5.500 hectáreas, mientras que las de fruta también se expandieron con fuerza a más de 1.000 hectáreas, ayudadas por la inversión de España, Alemania y Suiza. Reuters