El presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, regresó a la capital Bujumbura y advirtió que su gobierno impedirá que «se incendie al país», por lo que tomarán medidas contra cualquier persona que lo ataque.
La advertencia llegó este viernes cuando Nkurunziza regresó a Bujumbura, tras el golpe de Estado anunciado en su país por líderes militares mientras participaba en una cumbre regional en Tanzania, donde se vio obligado a permanecer.
La inconformidad hacia la candidatura de Nkurunziza para un tercer mandato suscitó el movimiento de los militares que el pasado miércoles anunciaron la destitución del presidente ausente y cerraron todas las fronteras de Burundi.
Un portavoz de la presidencia burundesa informó esta mañana que tres de los golpistas fueron detenidos, pero que el líder principal continúa fugitivo, y añadió que Nkurunziza había vuelto al país y que se dirigiría a la nación más tarde.
«El presidente Nkurunziza está de vuelta en Burundi tras el intento de golpe de Estado. Se felicita al ejército, la policía y el pueblo de Burundi», dijo la presidencia en un breve mensaje.
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En su mensaje a la nación, Nkurunziza vinculó los disturbios en el país y el intento de los golpistas a sus aspiraciones a un tercer mandato, pero aseveró que se tomarían represalias contra cualquier persona que ataque a Burundi.
Antes de anunciar su regreso, los partidarios del presidente dijeron que estaban en el control de los principales activos estratégicos, como el aeropuerto y las oficinas presidenciales, así como la cadena estatal de televisión.
Los detractores del presidente estiman que el intento de reelección viola la Constitución y un acuerdo de paz que puso fin a una guerra civil étnica en 2005, y ha sumido al país en una profunda crisis política.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más de 105 mil personas han escapado del país por los disturbios que comenzaron en Burundi el pasado mes.