En el arranque de la 63 Legislatura, los grupos parlamentarios de San Lázaro ofrecieron austeridad y mayor transparencia, pero en cuatro meses derrocharon 473.3 millones de pesos de los mexicanos para su gastos administrativos y bonos.
Además, en medio de la crisis de las finanzas nacionales por la caída del precio del petróleo, los diputados se dan el lujo de hacer “cochinitos” con las subvenciones que les otorgan.
Entre septiembre y diciembre del 2015, las bancadas mantuvieron la opacidad sobre el destino preciso del dinero de los mexicanos, porque la Cámara no ha aplicado las medidas de transparencia.
De los 473.3 millones de pesos, 175.4 millones corresponden a tajadas extraordinarias -sin reconocimiento en la Ley Orgánica del Congreso- que los coordinadores pactaron repartirse para la remodelación y equipamiento de oficinas, así como para sobresueldos a los legisladores.
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En cuatro meses, el PRI recibió 191.6 millones de pesos; PAN, 95.7 millones; PRD, 57.5 millones; PVEM, 42.2 millones; Morena, 34.7 millones; Panal, 13.5 millones, y PES, 12.1 millones.
Sólo Movimiento Ciudadano (MC) cumplió su promesa de austeridad y regresó 9 millones de pesos de la tajada extra que se distribuyó en diciembre y se quedó con 16.9 millones de pesos.
“Todos los grupos parlamentarios debemos ser responsables de bajar nuestro gasto corriente”, exigió Clemente Castañeda, coordinador de MC.
