
Los líderes de la región de Asia-Pacífico llegan el sábado a Port Moresby, infrecuente sede para una cumbre convertida en un tira y afloja sobre la influencia regional entre una firme China y un cada vez más aislado Estados Unidos.
El presidente Donald Trump se perderá el encuentro de dos días del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), al que enviará al vicepresidente Mike Pence, quien pasará la noche en Australia en lugar de quedarse en la polvorienta y peligrosa capital de Papúa Nueva Guinea.
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El contraste con China no podía ser más claro. El presidente Xi Jinping llegó dos días antes de la cumbre para una visita de Estado en la que iba a inaugurar una carretera y una escuela financiadas por Pekín.
Papúa Nueva Guinea desplegó la alfombra roja para su visitante, con banderas chinas a lo largo de la nueva ruta e imágenes del líder chino en enormes carteles por todo Port Moresby.
En un artículo de opinión antes de la visita, Xi prometió «dar un nuevo ímpetu a nuestro desarrollo común» y «expandir la cooperación práctica con países insulares del Pacífico en comercio e inversión».
Ben Rhodes, el principal asesor en política exterior del ex presidente Barack Obama, dijo que la ausencia de Trump «dio a China una oportunidad enorme para expandir su influencia».
Pekín tiene una «oportunidad histórica para incursionar en la región durante la presidencia de Trump», dijo Rhodes a la AFP.
Un alto funcionario estadounidense acusó a Pekín antes de la cumbre de estar asumiendo una «peligrosa deuda diplomática por toda la región», sentando las bases de un potencial enfrentamiento en Port Moresby.
Varios países de la región de Asia-Pacífico aceptaron préstamos de Pekín para financiar infraestructuras que «no son transparentes», según este funcionario, que requirió el anonimato.
La guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo será el telón de fondo de lo que podría ser una tensa reunión.
Las discusiones de último minuto sobre la reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC) podrían haber retrasado los esfuerzos para redactar un comunicado conjunto de los ministros de Relaciones Exteriores, dejando al descubierto las divisiones entre los principales actores.
«Vivimos tiempos difíciles, con crecientes tensiones comerciales y un aumento del proteccionismo, y eso se refleja en las discusiones que estamos teniendo en Port Moresby», dijo a la AFP Donald Campbell, copresidente del grupo de reflexión Pacific Economic Co-operation Council.
«Va a ser muy difícil lograr un comunicado ministerial consensuado», añadió.
– Seguridad reforzada –
La agenda oficial de las conversaciones se centra en una mayor integración económica en la región y la mejora de la infraestructura digital.
Pero el hecho de que la cumbre se celebre en Port Moresby, considerada una de las ciudades menos habitables, ha generado tanta atención como los temas a debatir.
La violencia y los delitos menores son comunes y a los delegados se les aconsejó que no recorran la ciudad, especialmente al caer la noche.
Por cuestiones de seguridad y para evitar construir nuevos hoteles que luego se quedarían vacíos, funcionarios y periodistas se quedarán en tres cruceros atracados en el puerto de Port Moresby, con seguridad las 24 horas del día.
La seguridad en la ciudad se reforzó. Australia envió un contingente de 1.500 militares, así como aviones caza F/A-18 Super Hornet, aviones de vigilancia y un buque portahelicópteros que fondea en el puerto de la capital.
A esas preocupaciones se sumó un escándalo, al conocerse que el gobierno de Papúa Nueva Guinea compró 40 Maseratis para trasladar a los líderes.
El primer ministro, Peter O’Neill, fue objeto de críticas por gastar 6,4 millones de dólares en la flota de vehículos de lujo, mientras que la mitad de la población de Port Moresby reside en viviendas ocupadas.
«Creo que es una discusión sobrevalorada. No le voy a dar la credibilidad o el crédito que se merece», dijo O’Neill a la prensa cuando se le preguntó sobre esta cuestión.
«Es una oportunidad para que los líderes empresariales vean el potencial que tiene Papúa Nueva Guinea», añadió. AFP