Las diferencias entre Bolivia y Chile por la demanda marítima, pasan a ser el conflicto más enconado luego de que se anunciara el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba.
Aunque se prevé que seguirá habiendo fricción entre Washington y La Habana mientras esté vigente el embargo estadounidense hacia Cuba, la reapertura de las embajadas prevista para el 20 de julio es vista como un paso decisivo hacia la normalización de las relaciones, algo que Bolivia y Chile están por ahora lejos de emular.
Según la opinión generalizada, el proceso de deshielo cubano-estadounidense va a permitir una nueva era en las relaciones de Estados Unidos con América Latina, en las que el antagonismo de la superpotencia con el único país comunista del Continente ha gravitado de manera notoria.
El ex presidente boliviano Carlos Mesa, representante y portavoz oficial de la demanda marítima de su país ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), opina que también el litigio de su país con Chile es un obstáculo en las relaciones entre las naciones americanas.
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El regreso a la presidencia de Chile de la socialista Michelle Bachelet en 2014 no ha supuesto una mejora del clima entre los dos países, pese a que ideológicamente ella está más cerca del presidente boliviano, Evo Morales, que su antecesor en La Moneda, el conservador Sebastián Piñera.
Durante su primer Gobierno, de 2006 a 2010, Bachelet acordó una agenda con Morales para mejorar las relaciones entre los dos países en la que se mencionaba la necesidad de mantener un diálogo bilateral sobre el tema marítimo desde una perspectiva constructiva.
Sin embargo, no hubo grandes avances y en 2013 Bolivia decidió elevar el asunto ante la Corte de La Haya.