Chick-fil-A está en problemas y es que ya hay sugerencias de aplicarle un boicot, porque la mayoría de la gente comienza a manifestarse abiertamente en contra de quienes pretenden imponer la agenda del arcoíris.
La sugerencia que cobra mayor fuerza al paso de los días, es el resultado de haberse descubierto que
la cadena de comida rápida tiene un vicepresidente de «diversidad, equidad e inclusión» o DEI.
Erick McReynolds se desempeña como vicepresidente de DEI, de acuerdo a un comunicado emitido por la propia compañía.
En el documento además se aclara que:
“Los restaurantes Chick-fil-A han sido reconocidos durante mucho tiempo como un lugar donde las personas saben que serán bien tratadas”.
«… estamos comprometidos a garantizar el respeto mutuo, la comprensión y la dignidad en todos los lugares donde hacemos negocios», se lee en el comunicado.
Sin embargo, considerando que DEI es un conjunto de principios que las grandes corporaciones, las agencias gubernamentales y las escuelas han incorporado cada vez más en sus entornos de trabajo, el mayoritario grupo que está en contra de que se les intente imponer la agenda arcoíris, se está comenzando a rebelar.
Los principios tienen sus raíces en el marxismo, según los principales críticos, incluidos Christopher Rufo y James Lindsay, que son esencialmente vehículos para la «ideología racialista de izquierda y el activismo político partidista».
Según la página de LinkedIn de McReynolds, fue contratado como vicepresidente de Chick-fil-A para «diversidad, equidad e inclusión» a fines de 2021, lo que al darse a conocer, ha recibido un rechazo casi generalizado, por una sociedad que se niega a seguir patrones de unos cuantos y que afectan a la convivencia social.