La aritmética habla por sí sola y, a tenor de los resultados obtenidos el domingo, cuando se eligieron mil 819 cargos en México, los futuros candidatos independientes a la Presidencia lo tendrán muy difícil para lograr la victoria en 2018.
Más de 37 millones estaban llamados a votar este 5 de junio por los gobernadores de 12 estados, ayuntamientos, diputados locales y 60 representantes de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, pero los triunfos de los 308 independientes fueron menores.
Ganaron solo 10 y lo hicieron en dos alcaldías de Chihuahua, entre ellas la de Ciudad Juárez, en dos municipios de Tamaulipas y en dos de Tlaxcala.
También vencieron en un municipio de Oaxaca, de Hidalgo y en Aguascalientes, y lograron un escaño en la Constituyente de la Ciudad de México, aunque 21 ciudadanos se postularon sin el respaldo de un partido político.
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Esta figura, creada en 2014 por una reforma política-electoral, pasó de una tasa de éxito del 4.08 por ciento en 2015 al tres por ciento este año, lo que sumado a otros factores, como la presión de los partidos tradicionales o la necesidad de un personaje carismático, dificulta el arribo de un independiente a la Presidencia en 2018.
El investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) Nicolás Loza indicó que en estos últimos comicios la media de votación por los partidos convencionales en la mayoría de candidaturas fue por arriba del 90 por ciento.
«Para 2018, si este patrón se repite, por más insatisfacción (que haya) se espera que la gente vote por partido», dijo a Efe.
Para este experto, los resultados del 2016 no son un fracaso, pero al no contar con el «factor sorpresa» de Jaime Rodríguez Calderón «el Bronco», que ganó en 2015 el Gobierno de Nuevo León e hizo historia al ser el primer independiente, implica que la ciudadanía vea a estos aspirantes con menos fuerza.
A ello se le suma la acción de los partidos tradicionales, que ya no los ven como una anécdota en el escenario político: «En esta ocasión hubo más actividad en contra de los independientes, pues ya los visualizaron como competidores».
Sin embargo, no descartó que si aparece «una figura popular», la intención de voto se decante hacia estos candidatos, que en general gozan de una mejor imagen.
Para el politólogo del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) Felipe Curcó, los obstáculos de los independientes son más que evidentes, y en una escenario político «mafiocrático», los partidos «están decididos a no dejar pasar ningún candidato que represente un peligro para ellos».
Por ello, teme que si algún independiente llega con posibilidades a la contienda de 2018, en realidad sea «una construcción» de este sistema de partidos para seguir perpetuando sus intereses.
A este factor se le suman las dificultades para presentar candidatura, como ligeras modificaciones desde los Congresos estatales a la reforma del 2014 para «establecer costos de entrada (para los independientes) incosteables».
Loza recordó que el proceso fue «accidentado» y marcado por una subida del umbral para obtener el registro, y medidas tan difíciles de cumplir como las del central estado de Puebla, donde se pidió que quienes apoyaban con su firma a independientes tenían que expresarlo personalmente en las oficinas de la autoridad electoral.
Esta medida fue tumbada por el tribunal electoral federal al considerar que vulneraban «el espíritu de la reforma», agregó.