El Partido Socialista advirtió este jueves de que no ofrecerá estabilidad al nuevo Gobierno de Mariano Rajoy, aunque el sábado permitirá su investidura para poner fin a diez meses de bloqueo institucional.
Pero con ello no evitaron que sus más inmediato rival, Podemos, se autoproclamara como la oposición real al futuro Gobierno del Partido Popular, cimentado en un acuerdo con Ciudadanos y la abstención del PSOE.
«Cuando uno contribuye a hacer presidente a alguien, es muy difícil ser oposición», atacó el líder de Podemos, Pablo Iglesias, subrayando que «Podemos jamás va a contribuir ni de manera activa ni pasiva a que el Partido Popular gobierne en España».
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Sin embargo, el PP, en el poder desde 2011, criticado por sus recortes presupuestarios y los escándalos de corrupción, tiene el camino allanado para ser reescogido el sábado, tras haber ganado las dos últimas elecciones de diciembre y junio, aunque lejos de la mayoría.
Lo hará gracias a la abstención del PSOE, desgarrado por una rebelión interna para desbancar a su exlíder Pedro Sánchez y evitar las terceras elecciones en un año que debían convocarse el lunes si España seguía sin Gobierno.
«No es el presidente de Gobierno que España necesita, pero (…) nos vamos a abstener el próximo sábado para evitar unas terceras elecciones que los españoles no merecen», dijo el portavoz socialista en el Congreso, Antonio Hernando.
Pero la abstención «no es un apoyo a su Gobierno ni a sus políticas (…) y tendrán que conseguir la gobernabilidad en esta cámara semana a semana, votación tras votación», afirmó.
«Ejerceremos nuestro papel de oposición», insistió Hernando ante la ofensiva de Podemos para arrebatarles el protagonismo como principal partido de izquierdas.
Como muestra de ello, este jueves votarán «no» en la primera votación del debate de investidura, en la que se espera el fracaso de Rajoy, pues sus 137 diputados y los 32 de Ciudadanos no suman la mayoría absoluta necesaria (176 de 350 diputados).
El sábado, en una segunda votación, la abstención de una mayoría de los 85 diputados del PSOE -algunos piensan rebelarse a los mandatos del partido-, permitirá al actual presidente del Gobierno mantenerse en una segunda legislatura que se augura llena de dificultades.
Por ello, Rajoy exigió a los socialistas que en el futuro tengan «la misma responsabilidad por la que hoy se van a abstener». «Tan malo es no tener Gobierno como tener un Gobierno que no pueda gobernar», dijo.
En diez meses de bloqueo político, iniciados en diciembre de 2015, cuando el Congreso se fragmentó por la irrupción de Podemos y Ciudadanos, los deberes se acumularon en la mesa del Ejecutivo.
El más urgente es redactar unos presupuestos para 2017 cumpliendo con el déficit del 3,1% comprometido con la Unión Europea, que amenaza con sancionarles. Para ello, serán necesarios recortes de 5.500 millones de euros que el PSOE no parece dispuesto a aprobar.
Pero los retos no terminan allí: reducir la desigualdad generada por la crisis, atajar el elevado desempleo sin precarizar como hasta ahora el mercado laboral, mejorar un sistema educativo que se encuentra en muchos aspectos en la cola de Europa o abordar el conflicto en Cataluña.
Tras años de escalada de tensión en esta comunidad autónoma, la más rica del país y la segunda más poblada, sus dirigentes independentistas amenazan con culminar su plan de secesión celebrando un referéndum de autodeterminación en un año. AFP