Luego de comprometerse a que no volverían a las filas del Ejército o de la Policía, alrededor de 120 miembros de diferentes cuerpos de seguridad fueron liberados en un insólito gesto por parte de los talibanes.
En momentos en que insurgentes y Gobierno tratan de sacar adelante conversaciones de paz, los agentes fueron capturados el sábado tras dos días de combates en la base militar de Qala, en la provincia fronteriza con Tayikistán, China y Pakistán.
La captura de los talibanes de la base de Qala y la rendición del centenar de efectivos ha supuesto la derrota más importante de las fuerzas afganas este año, cuando el Gobierno de Kabul asumió la responsabilidad de la seguridad en el país con la retirada de la misión de combate de la OTAN.
“Después de esto, nuestros muyahidines tratarán de liberar a aquellos soldados que se rindan y no quieran pelear más en las filas del enemigo”, agregó el portavoz talibán.
El jefe de la Policía de Badakhshan, el general Baba Jan, confirmó que las tropas capturadas fueron liberadas por los talibanes.
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“Ninguno ha vuelto a sus cuarteles y la mayoría se ha marchado directamente a sus casas”, dijo.
En las últimas dos semanas, los talibanes han suavizado sus reivindicaciones sin asumir la autoría de ataques suicidas y disminuyendo el número de operaciones comparado con los anteriores tres meses.
Según lo acordado en la primera ronda de conversaciones, el segundo encuentro tendrá lugar el 30 o el 31 de julio en un lugar aún no desvelado, pero que podría ser China.
Fuentes cercanas a esos contactos dijeron que se abordará la posibilidad de declarar un alto el fuego, como gesto para tratar de avanzar en una solución a un conflicto que comenzó con la caída del régimen talibán en 2001, tras la invasión estadounidense.
