La primera ministra británica Theresa May, dijo estar «en desacuerdo» con las restricciones migratorias impuestas por el presidente norteamericano Donald Trump e intervendrá si las mismas afectan a ciudadanos británicos, indicó este domingo en Londres un portavoz del gobierno.
«La política migratoria de Estados Unidos es un asunto del Gobierno de Estados Unidos, del mismo modo que la nuestra es determinada por nuestro Gobierno. Pero estamos en desacuerdo con esa forma de encararla», dijo un vocero de Downing street.
«Si tiene un impacto para ciudadanos del Reino Unido, vamos a intervenir ante el Gobierno norteamericano», agregó.
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Trump, que el viernes recibió a May en la Casa Blanca, firmó poco después un decreto que suspende la llegada de refugiados a Estados Unidos e impone estrictos controles a viajeros de Irán, Irak, Libia, Somalia, Siria y Yemen.
El sábado, May había generado controversia en su país al rehusar condenar la medida cuando fue interrogada al respecto en una rueda de prensa durante una visita a Turquía, estimando que Washington era libre de determinar su propia política en materia de refugiados.
Un legislador británico del partido conservador al que pertenece Theresa May reveló el sábado que bajo las reglas impuestas por Trump no puede entrar a Estados Unidos.
El diputado de origen iraquí Nadhim Zahawi tuiteó que le habían «confirmado que el decreto se aplica a mí y a mi mujer, dado que ambos nacimos en Irak», aunque los dos posean pasaporte británico.
«Es muy triste sentirse ciudadano de segunda clase. Un día triste para Estados Unidos», agregó.
El involucramiento de ciudadanos británicos en la problemática acentuó la presión de miembros de su partido, que reclamaron la condena a la iniciativa de Trump, opacando la luna de miel iniciada durante la visita a Washington.
La diputada conservadora Sarah Wollaston calificó a Donald Trump de «tipo asqueroso repugnante» y reclamó que no se le permita dirigirse a las dos cámaras del Parlamento británico cuando efectúe una visita de Estado antes de fin de año.
La diputada laborista Yvette Cooper consideró por su parte que la negativa de May a condenar las medidas del mandatario norteamericano contra los musulmanes «cubrió de vergüenza a Gran Bretaña». AFP