En México varios crímenes quedan en la impunidad. Bien sea porque no se denuncian o porque las autoridades nunca encuentran a los responsables. A esto último apunta el sonado caso de una modelo colombiana encontrada muerta, desnuda, en una colonia icónica de la Ciudad de México. Esta es el reportaje en torno al caso que publica el sitio web de El País.
En la colonia Nápoles, un barrio de clase media alta de la Ciudad de México, hay unas flores incómodas. Rosas frescas, amarillas y verdes. La pequeña maceta decora el lugar donde el pasado sábado se encontró el cadáver de Stephanie Magón Ramírez, de 24 años, desnudo frente a su casa, sobre el asfalto.
Ningún vecino quiere asociar la aparente tranquilidad de su colonia con un suceso tan morboso. Una mujer pone fin rápidamente al tormento: agarra el florero y lo arroja sin pensar al camión de la basura. Y aquí no ha pasado nada. Pero las preguntas sobre la muerte de la joven colombiana siguen siendo un misterio siete días después.
El martes, el presidente del Tribunal Superior de la capital, Edgar Elías Azar, sentenciaba sin preámbulos: «Son lesiones proferidas, o sea, la mataron a golpes».
Las primeras investigaciones señalaban que la modelo que había llegado a México en busca de una vida mejor había acabado frente al portal de su casa con las costillas rotas, la mandíbula y el cráneo fracturado y sin algunos dientes. Los que le faltaban no se encontraban junto al cuerpo, cuentan fuentes de la Policía capitalina. El hecho de que estuviera desnuda en el momento de su muerte, además de las numerosas lesiones, llevó a pensar al magistrado que se trataba de un feminicidio.
Pero la investigación ha dado un giro proporcional a la brusquedad con la que la vecina se deshizo de las flores. La fiscalía capitalina ha concluido que la joven se cayó de su azotea y que no hay ninguna evidencia de «lucha, defensa, forcejeo o sometimiento». Así, de un solo golpe, la joven colombiana procedente de Cali ha pasado de ser víctima a culpable de su muerte.
La Cancillería de su país natal no está, sin embargo, muy convencida con la resolución y señalan que el cuerpo no será repatriado hasta que no se esclarezcan definitivamente las causas.
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«No hay ninguna duda: estaba drogada y se cayó», cuenta uno de los directivos de la agencia de modelos para la que trabajaba en México, New Icon Model, que no quiere dar su nombre.
«La chica salió la noche anterior de fiesta, la vieron muy mal en un baño y cuando la llevaron a casa estaba tan ebria que se cayó de su azotea», detalla el jefe.
Daniela, una chica que la vio, supuestamente, en los baños de una discoteca la noche del viernes dijo que «la conocía pero no sabía con quién iba» y que «estaba desnuda».
La agencia se encuentra en uno de los barrios de moda de la capital, pero sus oficinas parecen de otra dimensión. La entrada es oscura, de madera, y está flanqueada por un letrero de neón rosa. No permiten el acceso a nadie externo.
Desde que ocurrió lo sucedido, algunos medios locales han apuntado a la empresa como posible culpable. En su página web desfilan chicas de todas las nacionalidades y anuncian una próxima audición en Venezuela y Colombia.
Magón era de un barrio muy humilde de Cali. No era conocida allí hasta el momento de su muerte. Su marido, Anthony Marlon, que cuida en Colombia de su hijo de 4 años, ha insistido en que ella «no tenía problemas con nadie».