Cinco víctimas mexicanas del delito de trata de personas aparecerán en el próximo número de la prestigiosa revista Forbes dedicado a las “mujeres poderosas”, y una de ellas acaba de participar en un encuentro del Vaticano.
Se trata de Karla Jacinto, Pamela Muñoz, Doranelli Aguilar, Madai Morales Albino y Karla de la Cuesta, cuyas historias de infierno y redención serán relatadas en un largo artículo, según publica Notimex.
“Es como un reconocimiento a las personas que desafortunadamente tuvimos que pasar por el delito de trata y ahora la sociedad vea que existimos, que tenemos un futuro”, contó Morales Albino en entrevista con Notimex.
“En muchos países somos discriminadas, aisladas de la sociedad por haber vivido ese problema. El que la revista Forbes nos reconozca a nosotras es algo importante que te empodera más, se habla mucho del empoderamiento de la mujer y esto es parte de eso”, agregó.
Ella asistió el pasado fin de semana a un coloquio de jueces y fiscales del mundo sobre la trata de personas y el crimen organizado que se llevó a cabo en la sede de la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales, en el corazón del Vaticano.
Fueron dos las víctimas mexicanas invitadas como observadoras al encuentro, junto con Rosi Orozco, presidente de la Comisión Unidos contra la Trata de Personas.
A sus 26 años, Madai Morales es una sobreviviente. Cuando tenía 19 y estudiaba pedagogía en su Veracruz natal un hombre la enamoró y la convenció para irse a vivir con él a la Ciudad de México.
Apenas tres semanas tardó en controlarla, se centró en sus puntos débiles psicológicos, y un momento difícil con sus padres fue la excusa ideal para separarla de su familia.
Así, de repente, ella se vio obligada a ejercer la prostitución en la tristemente célebre calle Sullivan de la capital mexicana. A base de amenazas psicológicas y violencia física el “tratante”, como le llamó, la sometió a una vida infernal.
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Tras dos años cautiva, el hombre le anunció que la trasladaría a Nueva York porque “no generaba dinero suficiente” y en Estados Unidos “pagaban más”.
“Yo pensé: Si él me llega a trasladar para allá yo no voy a regresar, ni viva ni muerta. Es ahora o nunca”, añadió. Fue así como logró escaparse y primero se registró en un hotel, hasta que tomó valor para dirigirse a la Procuraduría del Distrito Federal, donde la canalizaron a la Fundación Camino a Casa.
Ahí escuchó muchas otras historias como la suya. Muchachas recluidas y vendidas como mercancía. Eso la convenció de estudiar derecho, carrera que terminará en diciembre próximo en la Universidad del Valle de México.
“La corrupción existe, algunas autoridades no se dejan corromper pero otras si, entonces quise dedicarme a defender a las mujeres que sufren violencia. Que la sociedad vea que existimos, que tenemos sueños y queremos salir adelante”, explicó.
Del coloquio en el Vaticano participó también Noemí Lara Muñoz, quien no aparecerá en la revista Forbes pero que también fue víctima de trata.
A los 17 años un muchacho la enamoró y la sacó de su natal Tlaxcala. Ella decidió no decirle nada a sus padres y fugarse con él a Veracruz, donde la obligaron a trabajar en un bar.
Su papá no la abandonó y al cabo de unos días la rescató. Para tenerla segura se vio obligado a encerrarla en su casa, porque el “tratante” nunca fue apresado. “En Tlaxcala me pidieron dinero para meterlo preso”, confesó ella.
Ella también se encontró con la Fundación Camino a Casa y hoy, a sus 23 años, estudia derecho, trabaja en un despacho de abogados y ya se especializó en defensa de los derechos humanos.
“Cada día escucho nuevas historias, nuevas vidas que ayudar, sueños a cumplir, sonrisas nuevas por sacar y verles los ojos llenos de ilusiones me llena, lograr una sentencia contra un tratante me fortalece y se que sí se puede, con amor y apoyo de mucha gente”, dijo.
“Ahora tengo la ilusión de terminar la universidad para defender a otras muchachas que fueron víctimas de trata de personas. Venir al Vaticano es un sueño hecho realidad. Escuchar a cada juez me enriquece y me hace más fuerte”, apuntó.