Con restaurantes cerrados hace 50 días, fiestas y bodas prohibidas y un país en luto por casi 27.000 muertes por el coronavirus, el deseo de brindar es escaso en Italia por lo que productores de vino y espumosos registran una impresionante caída en las ventas.
La península, que es el primer productor mundial de vino, con 47,5 millones de hectolitros el año pasado, por delante de Francia con 42,1 millones, mantiene ese título desde 2015.
Gran parte del vino se vende en el exterior, con una ganancia de 6.400 millones de euros el año pasado, en comparación con los 9.800 millones de Francia, principal exportador por valor.
«Desde hace un mes y medio la distribución a hoteles, restaurantes, servicios de catering y cafeterías en Italia ha sido interrumpida. Gradualmente ha ocurrido lo mismo en el resto de Europa y al otro lado del Atlántico» debido a las medidas de contención por el coronavirus.
«Las ventas de vino espumoso están cerca a cero», lamentó Lodovico Giustiniani, presidente de la organización agrícola Confagricoltura de Véneto (noreste).
«El otro canal, el de la gran distribución (supermercados), todavía funciona, pero no compensa las ventas», sostiene.
Su propia bodega, Borgoluce, que no vende para la gran distribución y está muy presente en el extranjero (Estados Unidos, Canadá, Sudeste de Asia), sufrió una caída del 90% de sus ventas en marzo.
«Lo que se perdió en estos dos meses, no lo recuperaremos jamás. Las personas no beberán más de lo que ya beben», asegura el enólogo.
– La alta calidad se convirtió en un límite –
La preocupación en la región vinícola de Piamonte (noroeste) es alta. Para el célebre vino barolo, la situación «es muy crítica, porque el 90% de la producción se vendía para restaurantes de todo el mundo, que están cerrados», explicó a la AFP Paolo Boffa, presidente de la cooperativa Terre del Barolo.
El barolo, sinónimo de «máxima calidad», presente en los menús de los mejores restaurantes, paradójicamente sufre por ello. Lo que garantizaba sus ventas ahora es un límite.
El embotellado a cargo de una cooperativa, que cuenta con 300 productores, continúa operando, gracias a otros vinos rojos como barbera y dolcetto, con precios más accesibles para el público en general de Italia y Europa, explicó Boffa.
«Pero esas ventas no pueden salvar el balance de la compañía», lamentó.
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Para el barolo solicitan almacenarlo fuera del área de producción tradicional, lo que normalmente está prohibido.
Los productores de espumante, de prosecco, estudian en cambio la posibilidad de reducir la producción de sus viñas.
Una decisión «drástica» que el Consorcio del Vino Chianti ya tomó, al reducir la producción de un 20% con el riesgo de causar «daños económicos graves a varias empresas», reconoció el presidente Giovanni Busi.
Muchos productores que «están al borde de la bancarrota», lamentan «la distancia abisal entre las innumerables promesas realizadas por el gobierno (…) y la realidad» vivida por los empresarios.
«Los bancos nos cierran sus puertas en la nariz», protestó Busi.
– «Sacrificios» –
Algunos productores también planean destilar parte de la producción, para transformarla en alcohol (etanol) y fabricar gel hidroalcohólico, tan necesario en estos momentos.
Las cooperativas vinícolas francesas, italianas y españolas han pedido a la Unión Europea que «abra urgentemente un destilador para hacer frente a la crisis con capacidad para producir 10 millones de hectolitros y con un presupuesto europeo excepcional de 350 millones de euros».
Algunos productores de vinos jóvenes y que no se conservan tanto tiempo podrían estar interesados, lo que se excluye para vinos de alta gama como el barolo, que puede conservarse.
Si bien el gobierno italiano ha establecido como fecha el 1 de junio para la reapertura de cafeterías, bares y restaurantes, el sector teme una baja de clientes debido a la preocupación por el contagio.
«Todos entendemos la gravedad de esta epidemia y la crisis que ha generado a todas las familias. Los agricultores estamos acostumbrados a los sacrificios y una vez más no nos rendiremos», subraya Boffa. AFP